Los efectos de la diabetes en el cerebro

Group of hands holding a paper heart-shaped brain cut out symbolizing a healthy brain.

Tenga en mente la salud del cerebro cuando esté manejando la diabetes.

Le damos un dato que podría sorprenderlo. ¿Sabía que la diabetes puede afectar el cerebro? El cerebro es sensible a la cantidad de glucosa (azúcar) que recibe. Tanto los niveles altos de azúcar en la sangre como los bajos pueden dañar los vasos sanguíneos del cerebro. Infórmese sobre cómo el manejo de sus niveles de azúcar en la sangre puede ayudarlo a mantener el cuerpo y el cerebro sanos.

Probablemente sepa que mantener los niveles de azúcar en la sangre dentro de sus valores deseados es esencial para manejar la diabetes y prevenir las complicaciones, como la enfermedad del corazón y la pérdida de la vista. Pero ¿sabía que los episodios de niveles altos y bajos de azúcar en la sangre pueden afectar el funcionamiento del cerebro? Esto se debe a que el cerebro es sensible a la cantidad de azúcar que recibe.

Usted puede ayudar a prevenir o retrasar los problemas al mantener los niveles de azúcar en la sangre tan cerca de sus valores deseados como sea posible. Infórmese sobre la conexión entre la diabetes y el cerebro, y sobre cómo el manejo de los niveles de azúcar en la sangre puede ayudarlo a mantener el cerebro y el resto del cuerpo sanos.

La conexión entre la diabetes y el cerebro

El cerebro es el centro de comando de su cuerpo. Está formado por células nerviosas que mantienen a su cuerpo funcionando, incluso mientras usted duerme. También controla cómo se siente, aprende y recuerda las cosas. Y para hacer todo este trabajo, el cerebro usa el azúcar en la sangre para obtener energía. El cerebro es el órgano que más energía requiere: necesita la mitad de toda la energía que provee el azúcar en el cuerpo para funcionar correctamente.

Si sus niveles de azúcar en la sangre están fuera de los valores normales, pueden desequilibrar su centro de comando. De la misma manera que la diabetes puede causar daño a los nervios de los ojos, los pies y las manos, también puede afectar el cerebro al dañar los nervios y los vasos sanguíneos. Esto puede llevar a problemas con la memoria y el aprendizaje, cambios de humor, aumento de peso, cambios hormonales y, con el tiempo, a otros problemas graves como enfermedad de Alzheimer. Debido a que tanto los niveles altos de azúcar en la sangre como los bajos pueden causar estos daños, es particularmente importante que las personas con diabetes mantengan sus niveles de azúcar en la sangre en los valores deseados.

La hiperglucemia y el cerebro

Debido a que el cerebro depende del azúcar como fuente de energía, usted podría pensar: “Mientras más azúcar le dé, mejor estará mi cerebro”. Pero eso no podría estar más lejos de la verdad. Tener episodios frecuentes de hiperglucemia (niveles altos de azúcar en la sangre) puede crear estrés en el cerebro. Y debido a que los efectos de los niveles altos de azúcar en la sangre ocurren a lo largo del tiempo y no son inmediatamente evidentes, muchas personas no saben que están afectando su cerebro.

Los niveles altos de azúcar en la sangre, con el tiempo, van dañando los vasos sanguíneos del cerebro que llevan sangre rica en oxígeno. Cuando el cerebro recibe muy poca sangre, las células del cerebro pueden morir. Esto se llama atrofia cerebral y puede causar problemas con la memoria y el pensamiento y, al final, causar demencia vascular.

Su médico establecerá cuáles son los valores deseados de azúcar en la sangre para usted. Usted puede ayudar a proteger su cerebro al mantener los niveles de azúcar en la sangre lo más cerca posible de sus valores deseados y tener una alimentación rica en vegetales, fibra y frutas, además de hacer actividad física regularmente. Estos hábitos saludables pueden ayudarlo a manejar la diabetes y mantener la salud del cerebro.

La hipoglucemia y el cerebro

La hipoglucemia (bajos niveles de azúcar en la sangre) ocurre cuando los niveles de azúcar en la sangre están por debajo de 70 mg/dL y puede ser extremadamente peligrosa si no se trata. Cuando el cerebro no recibe suficiente azúcar, deja de llegarle oxígeno. Y a diferencia de los niveles de azúcar en la sangre altos, que tardan en afectar el cerebro, cuando usted tiene niveles bajos de azúcar en la sangre, los signos suelen ser inmediatos. Los síntomas de niveles bajos de azúcar en la sangre pueden incluir sentirse mareado, tembloroso o irritable, y es posible que tenga problemas para caminar o hablar. Cuando los niveles de azúcar en la sangre están muy bajos, pueden hacerlo desmayar o tener convulsiones. Pueden incluso causar un coma.

Algunas personas con niveles bajos de azúcar en la sangre podrían no tener ningún síntoma, lo que puede dificultar el tratamiento temprano. Esta es la razón por la que es importante revisar sus niveles de azúcar en la sangre con frecuencia, para que pueda tratar los niveles bajos de azúcar en la sangre antes de que causen problemas graves. Y, aunque no se entiende claramente si los niveles bajos de azúcar en la sangre afectan el cerebro a largo plazo, algunas investigaciones sí muestran que las grandes caídas en los niveles de azúcar en la sangre podrían relacionarse con problemas de depresión, memoria y capacidad de concentración. Si usted tiene alguno de estos problemas y tiene episodios frecuentes de niveles bajos de azúcar en la sangre, hable con su médico, quien puede ayudarlo a hacer lo siguiente:

  • Averiguar por qué podría tener episodios de niveles bajos de azúcar en la sangre.
  • Ajustar las dosis de sus medicamentos, si es necesario.
  • Remitirlo a un consejero de salud mental para que lo ayude con los sentimientos de depresión.

Mantenga la salud del cerebro en mente

Hay cosas que puede hacer para mejorar o prevenir tener problemas con la salud del cerebro y la diabetes, como, por ejemplo:

  • Seguir un plan de alimentación saludable que se ajuste a sus necesidades.
  • Mantener un peso saludable.
  • Monitorear sus niveles de azúcar en la sangre.
  • Mantener sus niveles de azúcar en la sangre dentro de sus valores deseados.
  • Hacer actividad física regularmente.
  • Tomar los medicamentos según las indicaciones.
  • Escoger no beber alcohol, o beber con moderación.
  • Dejar de fumar si fuma.
  • Manejar el estrés.
  • Hablar con su médico sobre las preocupaciones que tenga.